“Luego, al día siguiente, el aliento apesta a vino barato, y un olvido casi total de todo, la aniquilación de los poderes de la memoria. Y esto es lo que ellos llaman “aprovechar los momentos de la vida”, mientras que, en realidad, mientras otros hombres pierden el día anterior, el bebedor pierde lo que está por venir”
Mi hermano me regaló este libro por mi cumpleaños (en diciembre) y finalmente lo he acabado hace apenas unos minutos. He decir que he tardado sólo unos días. Es finito, cierto, pero también es de esos libros que son fáciles de leer, que te enganchan con una facilidad que asombra.
Se publicó en 2017, y su autor es un escritor de no ficción inglés, del que no me había leído nada hasta este momento. Es un ensayo en el que realiza un recorrido por la historia del placer del beber, desde los primeros hombres que bajaron del árbol para disfrutar de una fruta fermentada hasta la ley seca. Viajamos en el tiempo recorriendo la época de los sumerios , egipcios, romanos, vikingos, cristianos, musulmanes, aztecas, australianos, el lejano Oeste, Rusia y finamente la ley seca norteamericana.
El recorrido es variado pero con un denominador común, el alcohol. Su influencia en cada sociedad y cómo fue variando hasta llegar a nuestros días, ya sea en forma de vino, cerveza, cócteles….
A pesar del párrafo que abre esta entrada, el libro está plagado de humor, sazonado con la ironía inglesa que hace que sigas leyendo con una sonrisa permanente en la boca. El autor no impone sus ideas, en ocasiones plantea lo que pudo ser y libremente expresa lo que desconoce (las notas de autor nunca fueron tan divertidas).
Es un libro muy recomendable. Tal y como versa en su portada es “Una historia universal del placer de beber”